El señor Gibbs se hizo rico vendiendo los excrementos de pájaros foráneos. William, hijo de Anthony Gibbs, levantó iglesias y la gran mansión de Tyntesfield, cerca de Bristol (Reino Unido), con el dinero que había conseguido gracias al guano.
Guano es el nombre que reciben los excrementos de las aves marinas, ricos en nitratos y fosfatos, y que se empezaron a recoger en las costas de Sudamérica a mediados del siglo XIX para su uso como fertilizante.
William y su hermano George firmaron su primer contrato con el gobierno peruano en 1842 y en 1858 importaron 300.000 toneladas de guano a Inglaterra. William construyó Tyntesfield por 70.000 libras esterlinas, los beneficios recaudados en un año (en 2002, el National Trust adquirió la casa por 25 millones de libras esterlinas). También costeó la construcción de varias iglesias, entre ellas la capilla del Keble College, Oxford.