Emigró de Gran Bretaña a Australia en 1950 para trabajar como rotulista. Fundó en Perth la Bond Corporation y ganó una fortuna en el sector inmobiliario antes de diversificarse y probar suerte en campos como la cerveza, el oro o la televisión.
En 1983 se convirtió en héroe nacional al financiar al equipo australiano que resultó vencedor contra Estados Unidos en la America’s Cup y les arrebató por primera vez el título desde 1851.
Bond se valía de su fortuna para adquirir importantes obras de arte, aunque en 1987, después de adquirir el cuadro Irises de Van Gogh por 54 millones de dólares gracias al crédito que le concedió la casa de subastas Sotheby’s, las cosas empezaron atorcerse. Se negó a devolver el crédito y una crisis bursátil puso en evidencia la debilidad de sus negocios, dejándole en bancarrota y hundiendo su reputación.
En 1996 fue condenado a tres años por fraude al vender un cuadro de Manet propiedad de la Bond Corporation a una empresa familiar por una cifra que estaba muy por debajo del precio de mercado. En 1997 le condenaron a siete años por malversación de fondos con el fin de ayudar a levantar otra empresa familiar. En la cárcel empezó a pintar.